Vimianzo se recupera de la resaca de una apoteósica 28ª edición del Asalto ao Castelo, que comenzaba en la tarde del sábado y se prolongaba hasta altas horas de la madrugada de este domingo. La capital de Soneira regresa al presente tras casi una semana anclada en el pasado, disfrutando de los Pinchos Irmandiños, la Cea Medieval, y el propio Asalto, organizado por las asociaciones Cherinkas y Axvalso junto al Concello.
Miles de personas llegaron Vimianzo el sábado para disfrutar de las diversas actividades programadas para el día grande. Fue muy vistoso el desfile de las parroquias hasta la plaza, con 17 hermandades en medio de una gran animación.
El pregón corrió a cargo de la Festa da Carballeira de Zas, que organiza la asociación Castro Meda. Los pregoneros se presentaron “como uns irmandiños máis, porque estas pedras non son só de Vimianzo, son da historia de todos nós” y lo hicieron con un mensaje claro: “A cultura popular galega está moi viva, e canta, e berra e baila e loita cando fai falta”. “Naquel século XV foron fouciños, machadas e forza labrega os que abriron fendas nestes muros de pedra, foron homes e mulleres da Terra de Soneira que non se deixaron asovallar polos Moscoso, romperon co medo e prenderon o lume da dignidade”, afirmaron. “Os tempos mudan, mais os opresores só cambian de nome; xa non levan armaduras nen levantan fortalezas de pedra, pero queren sementar o país dunha macrocelulosa que mate os nosos ríos”, apuntaron en rechazo al proyecto de Altri en Palas de Rei (Lugo). “Xa non levan estandartes, pero mandan calar ante o horror, e nós non podemos mirar para outro lado mentras condenan a nosa terra e asistimos a un xenocidio (en referencia a Gaza). Non nos calaron entón e non nos calarán hoxe”, añadieron.
Posteriormente, la atención se trasladaba al propio castillo, donde comenzaba la música con los conciertos de Alana y The Rapants. A continuación llegaba el momento más esperado, en el que al grito de ‘Lume!’ se recreaba el asalto al castillo. Fue una evocación de las revueltas irmandiñas de 1467, cuando del pueblo se levantó en contra de los señores feudales, aunque en un formato actual, con ironía y también con humor. El pueblo, con antorchas y un ariete en mano –con la alcaldesa, Mónica Rodríguez, entre los revolucionarios–, lograba, tras varios intentos, derribar la puerta del castillo y vencer un año más a los señores feudales, celebrándolo entre los gritos de júbilo del público y los fuegos artificiales.
La fiesta se prolongó hasta altas horas de la madrugada con los conciertos de Herdeiros da Crus, Firkin y Mekánica Rolling Band. Fue tal la afluencia que mucha gente que no tenía entrada se quedó fuera para intentar seguir desde allí los conciertos.