El paisaje lunar que durante muchos años ha sido característico del Monte Neme debido a la actividad minera se transformará en un manto verde formado por carballos, sauces y arbustos. Así está contemplado en el plan de restauración ambiental que ejecutará la Consellería de Industria con el que pretende devolver a la zona su riqueza ecológica y paisajística.
La intervención forma parte de la segunda fase del plan de trabajo que se desarrollará una vez que finalicen las labores de vaciado y depuración del agua contaminada de las balsas, que ocupará los seis primeros meses de la obra, tal y como se detalló ayer en estas mismas páginas. Así, una vez que agua residual empiece a retirarse, los trabajos se volcarán en preparar el terreno para su revegetación.
Según se recoge en la memoria del proyecto, el objetivo es “crear un entorno vexetal que contribúa á integración paisaxística, protexa fronte á erosión e favoreza a biodiversidade”. Para ello, el plan prevé la siembra de más de 2.500 plantas por hectárea, combinando un 16% de especies arbóreas con un 84% de arbustivas. Las especies principales serán el carballo y el sauce, consideradas “pioneiras que garanten a súa idoneidade para contribuír a cumprir o obxectivo de sumidoiro de carbono” .
Junto a ellas, se plantarán arbustos como el brezo, el espino albar, el mirto, el endrino, el laurel portugués, la zarzamora o el rusco, aunque se trata de una lista orientativa y no exhaustiva. Las especies definitivas se definirán antes de iniciar la obra, pero sí será obligatorio que sean autóctonas y diversas. Según la memoria técnica, “ó optar por un sistema mixto de especies arbóreas e arbustivas autóctonas, acádase unha total integración paisaxística e medioambiental ca flora e fauna existentes nos arredores logrando unha sensación de continuidade”.
Con la revegetación se busca replicar lo más fielmente posible la disposición natural del bosque. Así, los árboles y arbustos se sembrarán “de forma irregular e ao tresbolillo”, es decir, alternando distancias para simular una distribución espontánea, aunque adaptando el marco de plantación al crecimiento de cada especie.
Debido a las condiciones de la antigua explotación minera, uno de los mayores retos será preparar el suelo. El informe técnico advierte que “non existe terra vexetal na zona”, por lo que será necesario aportar hasta diez centímetros de tierra vegetal procedente de otros lugares para sustentar la nueva vegetación . Esta capa servirá como base para que las raíces puedan anclarse y desarrollar una red que devuelva la vida al sustrato.
En paralelo, se aplicarán fertilizantes orgánicos y enmiendas para equilibrar el pH, mejorar la estructura del suelo y aportar los nutrientes necesarios para un crecimiento sano. También se realizarán correcciones específicas, como el encalado en zonas ácidas o la aplicación de turba y musgo para favorecer la retención de humedad.
Además de embellecer y restaurar el entorno, la vegetación actuará como barrera natural contra la erosión. Las raíces sujetarán el suelo, mientras que las copas protegerán del impacto directo de la lluvia. Como se recoge en la memoria del proyecto, “a parte aérea da vexetación realiza unha función de pantalla protectora” y contribuye a evitar el “deslizamento das capas máis superficiais” .
Asimismo, la cubierta vegetal amortiguará los efectos del viento, especialmente en las zonas más expuestas del antiguo cráter minero. Y a largo plazo, su presencia facilitará la creación de un suelo fértil, al atraer microorganismos y fauna que colaboren en la formación del humus. La restauración no terminará con la plantación. Se prevé un seguimiento ambiental durante varios años para evaluar la evolución de la vegetación y aplicar mejoras si fuera necesario. El plan incluye observaciones bimensuales durante los seis primeros meses y revisiones estacionales durante los tres años siguientes .
Se controlará el porcentaje de germinación, la aparición de especies invasoras, el crecimiento de las plántulas, la cobertura vegetal y posibles enfermedades. También se contemplan actuaciones correctoras, como la duplicación de siembras en zonas donde no haya brotado ninguna planta.
Todo este proceso será documentado en un registro técnico que servirá como guía para futuras restauraciones ambientales similares. Se trata, como indica el documento, de “unha base de datos para proxectos de recuperación de áreas degradadas”.