Para muchos, las patrullas vecinales son un invento de las películas norteamericanas y suelen incluir a tipos malhumorados y armados. Y luego está la vida real. En la que los vecinos del Barrio de las Flores se organizan para recorrer las calles con la razonable intención de que los vehículos aparcados no sufran daño alguno. Vigilar y avisar. La clave está en tener claro el papel de cada uno.