Generaciones de coruñeses se habrían ahorrado unas buenas broncas de sus madres (tradicionales responsables de la intendencia familiar) si en su época de ir de discoteca hubiese existido el seguro de ropero que ahora ofrece de forma pionera una sala de la ciudad. Eso sí, los chavales reclamarán un aumento de la paga equivalente al coste del servicio de guardarropa. La economía adolescente no está para excesos.