Dos periodistas

Los dedos me van al teclado del ordenador para escribir en mi cita semanal con los lectores sobre dos queridos compañeros periodistas que hace tiempo dejaron de acudir a sus citas diarias con los lectores y oyentes. Por desgracia ya no están entre nosotros.


Se trata de Diego Bernal y José Luís Alvite. Y lo hago porque este sábado la ciudad que los vio nacer, Santiago de Compostela, les rendirá un homenaje, en verdad muy merecido y esperado en demasía en el tiempo, con la colocación de sendas placas en las casas donde vinieron a este mundo.


Los dos han sido grandes contadores de historias. Uno, Diego Bernal, a través del “Escritorio de Bordón”; y el otro, José Luís Alvite, viajando siempre con sus “Historias del Savoy ” y “Sus almas del nueve largo”. Y los dos tienen también en común el haber pertenecido a la nómina de periódicos importantes de Galicia.


Bernal, procedente familiarmente del mundo empresarial, colaboró en la gran mayoría de los medios impresos gallegos. Su casa periodística que le albergó durante más de 30 años fue la Agencia Efe, pero tuvo también importantes participaciones en radio y televisión.


Por las venas de Alvite corría la sangre del periodismo como en su abuelo, padre y tío, que ocuparon cargos en distintos medios de comunicación. El más joven de la saga de los Alvite inició su carrera en El Correo Gallego a cuya redacción perteneció durante muchos años. Su vida profesional la terminó alternando los libros con la prensa y la radio.


El homenaje al que asistiremos este sábado me traerá a la memoria muchos recuerdos y vivencias alcanzadas con ellos en el ejercicio profesional del periodismo. Un homenaje que llega por la insistencia desde hace años de la Asociación de Periodistas de Galicia (APG), que ahora comanda María Méndez, y que considera de justicia reconocer la huella que dejaron estos dos periodistas, con estilos muy distintos, en tantos años de ejercicio profesional. A partir del sábado todo el que quiera puede conocer las casas donde nacieron y vivieron. Santiago de Compostela se lo debía.

 

Dos periodistas

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