El juramento de la guardia suiza

El seis de mayo (no queda nada ya) realizarán su juramento de fidelidad los nuevos reclutas de la Guardia Suiza. Una ceremonia digna de ver que se realiza en el Patio de San Dámaso del Vaticano. Hombres jóvenes, todos suizos, todos solteros, con estudios y entrenamiento militar que dedican varios años de su vida a defender al Vicario de Cristo con su vida. La Guardia Suiza Pontificia es un oasis del pasado, un pasado que se pasea por el presente con su uniforme de colores, su alabarda, su pistola y su puñal. Una coraza que puede llegar a costar medio millón de euros, un morrión negro o plateado adornado con pluma roja o blanca y esa cascada inconfundible de rojos, naranjas, azules que contrastan con el blanco del mármol Vaticano. Los jóvenes no llevan vida de monje, pueden tener novia y a los dos años casarse con permiso del capellán (por supuesto tienen capellán y banda de música, no son unos salvajes).


No todo es tranquilidad en ese pequeño ejército. Entre sus filas se produjo uno de los crímenes más famosos ocurridos en El Vaticano en la actualidad. El cuatro de mayo de 1988, hace exactamente 37 años hoy domingo, hubo una terrible tragedia en el departamento del comandante Alois Estermann. Se escucharon detonaciones. Cuando llegaron a la habitación se encontraron con un espectáculo de terror: tres cadáveres ensangrentados tirados en el suelo. Estermann recibió dos balazos de la Sig Sauer del Sargento Mayor Cédric Tornay, un joven apuesto de tan solo 23 años que por lo visto acabó con su propia vida con un tiro en la boca. Muerta también de dos disparos yacía la mujer venezolana y ex modelo Gladys Rosario Meza. Para hacerse una idea de la consternación que produjo el crimen, decir que Estermann, recién ascendido a comandante, era una celebridad por ser el que el protegió al Papa con su cuerpo el día del atentado del turco Ali Agca.


El crimen aún continua en el más absoluto secreto. Hay cientos de teorías, a cada cual más conspiranoica. ¿Pero no es acaso El Vaticano con sus misterios un lugar que da pábulo a la imaginación más desatada?


La investigación se llevó a cabo de una forma desastrosa. Las autopsias, realizadas por forenses sin experiencia. No se investigó ni a Estermann ni a su mujer. Cédric dejó una carta cuya letra la madre no reconoce. Se perdieron las fotografías de la escena del crimen. El Vaticano cerró la investigación con unos resultados, cuanto menos, pobres. Cédric estaba ofendido por no obtener un ascenso y entró en los aposentos de su jefe para matarlo en un ataque de locura y luego se suicidó. Carpetazo y a otra cosa, mariposa. Pero ese secreto lo único que consiguió es que los murmullos y las acusaciones de espionaje o incluso de una relación amorosa homosexual o un trío se disparasen como la Sig Sauer. Nunca nada parecido había ocurrido dentro de los muros leoninos y, visto lo visto, la solución al caso quedará por ahora y por mucho tiempo en el misterio.


En unos días, los chicos de la Guardia Suiza jurarán entre los muros del Patio de San Dámaso. Si pueden ver la ceremonia (ahora la retransmiten por varios canales) véanla. No se la pierdan. Les transportará a un pasado que ya no existe. Discursos solemnes, soldados que dan la vida por el Papa, alabardas, curas, los padres orgullosos llorando, trompeteros, tamborileros, flautistas y juramentos por la Santísima Trinidad. En esta época de reguetón y perreo, un verdadero oasis visual.

El juramento de la guardia suiza

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