La diferencia

Felipe González tiene carnet del PSOE. Pedro Sánchez también. A partir de ese hecho objetivo solo soy capaz de ver diferencias abismales entre el uno y el otro. La principal diferencia es que, en sus muchos años en primera línea política, las decisiones de Felipe González nunca estuvieron encaminadas a obtener ningún rédito político ni personal. Podía acertar o equivocarse pero nunca buscando un beneficio.


Hoy, el militante socialista y Presidente de Gobierno Pedro Sánchez adopta decisiones en función de su ambición política que le lleva a malbaratar la Constitución con tal de seguir en la Moncloa. Que los letrados del Congreso hayan señalado en un concienzudo informe que no es constitucional la amnistía que se quiere regalar a los “padres” del “proces” es algo que a Sánchez le resulta indiferente, lo mismo que a su ministro de Justicia, el señor Bolaños, que muy resuelto él no ha dudado en calificar dicho informe en una “opinión” sin más. Así de sobrados van por la vida Sánchez, Bolaños y compañía. De ahí que las diferencias entre el militante socialista y Presidente de Gobierno Pedro Sánchez y el militante socialista y ex presidente de Gobierno Felipe González sean como dos líneas paralelas que jamás se encuentran.


Pensaba en esto el martes, mientras escuchaba a Felipe González y a Eduardo Madina hablar sobre el pasado, el presente y el futuro de la Constitución en la Fundación Gregorio Peces Barba bajo la atenta mirada no solo de Miguel Roca Junyent, uno de los padres del texto constitucional, sino de un grupo nutrido de diputados de las Cortes Constituyentes, amén de una destacada representación de jueces y fiscales. Felipe González quiso dejar claro su apoyo a la Constitución, que estos días sufre el embate de Sánchez, su gobierno y el PSOE bajo la batuta de Junts. En segundo lugar, dejó clarísimo su apoyo al Rey don Felipe. Y en tercer lugar defendió la independencia judicial declarando que el juicio del “proces” había sido eso, un ejemplo de independencia y de rigor por parte de los magistrados de la Sala II del Tribunal Supremo y también de los instructores del procés.


Y allí estaban los jueces señalados por esa mujer siempre airada y faltona que es la diputada Miriam Nogueras, la voz de Junts en el Congreso. Supongo que para estos magistrados las palabras de González fueron un bálsamo ante la persecución a la que están siendo sometidos no solo por Junts, sino por el propio Gobierno. Era evidente la incomodidad de la Presidenta del Congreso, que junto a su colega el presidente del Senado ocupaban la primera fila junto a los magistrados perseguidos, insisto en que no solo por Junts, sino por el propio Gobierno, dispuesto como está Sánchez a cumplir a rajatabla el compromiso de acorralar y apartar a los jueces que han cumplido con su deber que no ha sido otro que juzgar con imparcialidad a los que desde Cataluña organizaron aquel “golpe” contra la Constitución en 2017. Sí, la Presidenta Francina Armengol se movía incómoda en la silla mientras que otro socialista, el madrileño Juan Lobato, asentía con la cabeza a las palabras del ex presidente. Supongo que era porque estaba de acuerdo con él y que no se debía a un tic, aunque posteriormente le escuché en una entrevista intentando nadar y guardar la ropa. Sin duda sabe como se las gasta Sánchez con quienes se atreven a disentir.


En fin, que vivimos tiempos convulsos en los que aunque parezca increíble, un socialista, Pedro Sánchez, acompañado de otros muchos, no han dudado en poner en marcha una modificación por la puerta de atrás de la Constitución para amnistiar a la carta a aquellos políticos que organizaron el “golpe”. Y no solo eso, han pactado una modificación de la legislación para obligar a los jueces a rendir la Ley ante los que delinquieron.

La diferencia

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