El profesor e historiador carballés  Xan Fraga pronunció ayer una conferencia en el instituto Alfredo Brañas a modo de despedida antes de su jubilación del centro. Como cronista oficial de Carballo realizó un repaso por la historia de la localidad, sus orígenes, su vinculación con las aguas termales, los muchos topónimos del municipio y la historia del centro educativo, entre otras cosas. 

Antes de comenzar, la dirección del centro, excompañeros y el alcalde, Evencio Ferrero, le brindaron una despedida con emotivos discursos llenos de agradecimiento. “Unha desas persoas que deixa pegada , e das fondas”, subrayaba la directora, Mónica Mariño, que se deshizo en elogios hacia su compañero. 

Recordó que como cronista oficial del concello, Xan Fraga es conocedor de todos los hechos ocurridos en su tierra y como buen historiador, a todo busca un contexto y una forma especial de transmitirlo a los demás. Además, enseña a contrastar “ e a conectar pasado con presente” para dar así sentido a muchas cosas. 
Mónica Mariño destacó la “paixón” por su trabajo, que desempeño en el centro durante más de veinte años. Ahora, dijo, Xan Fraga, será “como a estatuta do Alfredo Brañas que hai na rúa”, aunque con la diferencia de que el profesor seguirá en la historia colectiva del centro. 

El excompañero José Antonio Viña, que también formó parte del equipo directivo en el centro, alabó la trayectoria de Xan Fraga, tanto desde el punto de vista profesional como personal. Y aunque no tiene dudas de su calidad como docente, indicó que esto lo juzgarán los alumnos en el futuro. “Dentro duns anos diredes, que cousas máis interesantes me ensinou... en actitude sobre todo”, subrayó Viña, que comparó la construcción de este centro con la llegada de la luz eléctrica a Carballo por su importancia. 

El alcalde se expresó en términos similares y reiteró que no existe ninguna persona que conozca Carballo como Xan Fraga, de ahí el título de cronista oficial. Además, destacó el gran “compromiso” con su pueblo y recordó los años en los que se reunían para empezar a construir “un novo Carballo”, ya que todos los símbolos habían sido destruidos.  

Xan Fraga agradeció todos los elogios, aunque dijo no ser merecedor de tanto, ya que él solo intentó “ser un bo profesor”.