Una empresa del polígono de Carballo será la que se encargue de los trabajos de restauración de la antigua explotación minera del Monte Neme. La Xunta formalizará en breve la adjudicación del contrato valorado en 1,6 millones de euros a la UTE formada por la carballesa Voladuras y Transportes Blanco (VTB), ubicada en el polígono de Bértoa e Intacta Gestión Ambiental, de As Pontes, tras superar por mucho en puntuación a la otra UTE que competía por hacerse con el proyecto.
La oferta económica presentada por esta sociedad temporal fue la que finalmente decidió la adjudicación, ya que en la valoración de los proyectos técnicos la calificación de ambas concurrentes fue muy similar. El presupuesto ofertado por la UTE Intacta Gestión Ambiental fue de 1,4 millones de euros, unos 250.000 euros menos que el presupuesto base. Una vez que la empresa presente toda la documentación solicitada, los técnicos pasarán a adjudicar el contrato. VTB es una empresa especializada en obras civiles y explotación minera con más de 40 años de experiencia en el sector y ha trabajado en los vasos del vertedero de Sogama y también en las labores de movimientos de tierra de la autovía de la Costa da Morte.
Por su parte, Intacta Gestión Ambiental es una empresa de procesos de ingeniería especializada en trabajos como el tratamiento de aguas residuales o la recuperación de suelos contaminados.
Precisamente una de las fases más complejas de este plan de restauración será el drenaje y tratamiento de las dos grandes balsas de agua contaminada que persisten desde el cese de la actividad extractiva. La depuración de estos acuíferos tóxicos requerirá de una operación continua que se prolongará durante seis meses y que se llevará casi la mitad del presupuesto.
El objetivo es doble: eliminar las más de 41.000 metros cúbicos de agua contaminada acumuladas en los antiguos huecos mineros y garantizar que el vertido final se realice cumpliendo con los estándares de calidad ambiental establecidos por la normativa vigente. Para ello, se instalará una planta de tratamiento portátil que integrará diferentes tecnologías de filtración, absorción y purificación del agua, con una capacidad efectiva de tratamiento de hasta 35 metros cúbicos por hora.
La planta de tratamiento, diseñada como una instalación móvil en contenedores adaptados, incluirá además dispositivos de monitoreo a distancia y sistemas automatizados de autolimpieza y mantenimiento. Se trata de una solución tecnológica pensada para ofrecer el máximo rendimiento en un entorno de difícil acceso y elevada carga contaminante.
La depuración del agua es el paso indispensable ya que las balsas contienen concentraciones elevadas de metales pesados y otras sustancias contaminantes. En algunos casos, como el del cadmio, el níquel o el plomo, los niveles multiplican por diez los máximos permitidos por la ley. También se han detectado cantidades muy elevadas de aluminio, mercurio, cobre, zinc y cianuros, además de un pH muy ácido.
Ante este escenario, el documento técnico establece una solución de tratamiento en varias etapas. El agua será captada desde los huecos mineros a través de un sistema de flotación y bombeo controlado que evitará la entrada de materiales en suspensión. A continuación, pasará por un complejo sistema de filtración catalítica que utiliza lechos minerales específicos para atrapar y neutralizar los metales pesados.
Estas fases iniciales de catalización se complementan con módulos de ultrafiltración y una última barrera mediante ósmosis inversa. Este proceso, habitual en el tratamiento de aguas residuales de alta carga, permitirá reducir las concentraciones de contaminantes hasta niveles compatibles con la legislación ambiental.
En caso de que alguna parte del caudal tratado supere los límites exigidos, el sistema contará con mecanismos de recirculación que reenviarán el agua al inicio del proceso. Asimismo, se estima que menos del 0,4% del volumen tratado acabará como residuo no reutilizable, que será gestionado a través de un gestor autorizado.
Una vez que el agua sea tratada hasta tener las condiciones ambientales aceptables, será vertida de forma controlada en el rego do Porriños. Para ello se construirá una conducción por gravedad empleando una tubería de polietileno de alta resistencia, equipada con válvulas automáticas y un sistema de control que garantizará el correcto funcionamiento del vertido.
Durante todo el proceso se realizarán controles continuos de pH, presión, turbidez y conductividad, así como análisis semanales de metales pesados, sólidos en suspensión y compuestos orgánicos. Esta vigilancia será especialmente intensa en las primeras semanas, cuando se establecerá la curva de rendimiento del sistema. A partir de ahí, se mantendrán controles quincenales hasta completar el vaciado de las balsas.
El ritmo de trabajo dependerá de las condiciones meteorológicas, pero según las estimaciones recogidas en la memoria del proyecto, el volumen total a tratar durante los seis meses de operación podría alcanzar los 98.000 metros cúbicos, teniendo en cuenta las aportaciones por lluvia y las pérdidas por evaporación.
Una vez finalizada esta fase, se abordará la remodelación del terreno, la revegetación con especies autóctonas y la recuperación paisajística del entorno. Según el proyecto, el objetivo es “crear un entorno vexetal que contribúa á integración paisaxística, protexa fronte á erosión e favoreza a biodiversidade”. Para ello, el plan prevé la siembra de más de 2.500 plantas por hectárea, combinando un 16% de especies arbóreas con un 84% de arbustivas. Las especies principales serán el carballo y el sauce, consideradas “pioneiras que garanten a súa idoneidade para contribuír a cumprir o obxectivo de sumidoiro de carbono” .
Junto a ellas, se plantarán arbustos como el brezo, el espino albar, el mirto, el endrino, el laurel portugués, la zarzamora o el rusco, aunque se trata de una lista orientativa y no exhaustiva. Las especies definitivas se definirán antes de iniciar la obra, pero sí será obligatorio que sean autóctonas y diversas. Según la memoria técnica, “ó optar por un sistema mixto de especies arbóreas e arbustivas autóctonas, acádase unha total integración paisaxística e medioambiental ca flora e fauna existentes nos arredores logrando unha sensación de continuidade”.
Con la revegetación se busca replicar lo más fielmente posible la disposición natural del bosque. Así, los árboles y arbustos se sembrarán “de forma irregular e ao tresbolillo”, es decir, alternando distancias para simular una distribución espontánea, aunque adaptando el marco de plantación al crecimiento de cada especie.
Todo este proceso de restauración de la mina del Monte Neme será documentado en un registro técnico que servirá como guía para futuras restauraciones ambientales similares. Se trata, como indica el documento, de “unha base de datos para proxectos de recuperación de áreas degradadas”.