La temporada turística en la Costa da Morte avanza con cifras que, aunque dispares por zonas, muestran una tendencia general positiva. La climatología irregular y la creciente oferta de alojamientos han influido en la ocupación hotelera durante los meses estivales, pero también se detecta un auge del turismo nacional e internacional, con un interés creciente por estancias más largas y la adquisición de segundas residencias en la zona.
En Carballo, y especialmente en su núcleo costero de Razo, el arranque de junio fue más débil de lo habitual. La inestabilidad meteorológica se tradujo en una ocupación hotelera inferior a la de otros años. Sin embargo, la situación repuntó en la segunda quincena, con la llegada de parejas y familias atraídas por la belleza de sus arenales y los paisajes marítimos, que disfrutaron de días más estables para el turismo de sol y playa.
Camariñas vive un verano positivo en términos de ocupación. Desde abril, gracias al tirón del Camiño dos Faros, se ha consolidado como destino para senderistas y turistas en busca de tranquilidad. La ocupación hotelera se ha incrementado notablemente respecto a años anteriores y muchos establecimientos ya están completos hasta septiembre. Destaca el aumento de la estancia media, que se sitúa entre 4 y 7 días, y una afluencia destacada de turismo nacional, complementado con visitantes extranjeros. Según los hoteleros, el cambio climático y la búsqueda de temperaturas suaves podrían estar atrayendo a más viajeros al norte peninsular.
Cristina Mouza, gestora de una agencia de alquiler de viviendas turísticas en la comarca, confirma que la primera quincena de julio ha sido “mejorable”, con un incremento de cancelaciones. “Ahora hay muchas más viviendas vacacionales que hace unos años, lo que divide la demanda”, explica. En 2025, se gestionan unas 1.800 viviendas frente a las 300 registradas anteriormente, lo que ha generado un entorno más competitivo, al que se suma una subida general de precios.
En paralelo, se observa una nueva tendencia: el interés creciente por la compra de viviendas en Laxe, especialmente por parte de jubilados, docentes y trabajadores en remoto con alto poder adquisitivo, que buscan residencias para largas estancias. “También se ha notado un retraso en las reservas. Antes empezaban en diciembre; este año en mayo aún quedaban huecos”, concluye.
En Malpica, las lluvias de Semana Santa redujeron la afluencia turística, pero el verano ha devuelto el pulso habitual a la hostelería local. La estancia media en hoteles de la zona se mantiene en una o dos noches, con un perfil de turista familiar y de pareja. En cuanto a los pisos turísticos, su ocupación ha sido muy alta, y se ha mantenido la tendencia de repetición por parte de visitantes de años anteriores. El aumento de precios en alojamientos cercanos al mar no ha disuadido a quienes buscan disfrutar del litoral malpicán.
Desde Fisterra y Carnota hasta Muxía y Corcubión, el balance general es optimista. Jesús Picallo, vicepresidente del Clúster de Turismo de Galicia y presidente de la Asociación Solpor, destaca la importancia de avanzar hacia la desestacionalización del turismo. “Trabajar ocho meses al año, en lugar de solo julio y agosto, es el gran objetivo”, asegura.
El Camino de Santiago y el Camiño dos Faros han elevado las cifras de visitantes, y las reservas para septiembre y octubre ya reflejan una alta ocupación prevista. Sin embargo, Picallo advierte que el gasto medio del turista nacional ha disminuido, con estancias más cortas por razones económicas. “Antes venían 10 días, ahora quizás 6 o 7”, señala.
El turismo extranjero, principalmente italiano, inglés y alemán, sigue ganando terreno, y los festivales gastronómicos y eventos populares de la zona, como el Asalto ao Castelo de Vimianzo o la Feria Medieval de Corcubión, ayudan a dinamizar la economía local y a llenar hoteles y restaurantes más allá del verano tradicional.
En definitiva, la Costa da Morte mantiene su atractivo, pero el sector hotelero y de alojamiento turístico enfrenta nuevos desafíos como la inflación, la competencia creciente y la voluntad de alargar la temporada. Aun así, la esencia del destino sigue conquistando tanto a quienes buscan playa como a quienes persiguen cultura, senderismo y experiencias más allá del calor del sur.