La Xunta de Galicia puso en marcha los trabajos de ejecución de la nueva planta pública de clasificación de residuos textiles que se ubicará en el complejo medioambiental de Sogama en Cerceda. En el área, ya son visibles los movimientos de tierra, que es la primera fase de la actuación.
Con una inversión total de 22,4 millones de euros —de los cuales 10,2 millones proceden de fondos europeos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR)—, esta infraestructura ocupará una superficie aproximada de 8.000 metros cuadrados y se estima que estará operativa en junio de 2026.
Esta planta será la primera de titularidad pública en Galicia dedicada al tratamiento de residuos textiles, y supondrá un paso decisivo para dar cumplimiento a las exigencias de la Ley estatal de residuos y suelos contaminados para una economía circular. Dicha normativa obliga a los ayuntamientos a implantar la recogida diferenciada de textiles desde el 1 de enero de 2025, al tiempo que exige a las empresas del sector la incorporación de fibra reciclada en sus productos. Según la Xunta, con este proyecto se busca dar respuesta a estas obligaciones legales y, a su vez, atender una necesidad social acuciante, ya que en la actualidad el 90% de los residuos textiles —con un volumen creciente por la expansión de la moda rápida— acaban en vertederos.
En una primera fase, la planta tendrá capacidad para tratar hasta 3.000 toneladas anuales, aunque será ampliable hasta alcanzar las 24.000 toneladas. También generará entre 16 y 30 empleos directos, que serán cubiertos preferentemente por personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social, lo que refuerza su carácter integrador.
Desde un enfoque ambiental, la edificación se diseñará siguiendo criterios de sostenibilidad. Incorporará materiales reciclados, soluciones de ahorro energético, sistemas de aprovechamiento de luz natural y tecnologías de bajo consumo de agua. Asimismo, se aplicará el análisis del ciclo de vida del edificio para minimizar su impacto ambiental a lo largo de todas sus etapas.
En cuanto al proceso operativo, los residuos textiles que lleguen a la planta serán sometidos a una preclasificación que separará las prendas reutilizables. El resto será sometido a un sistema de clasificación por composición y color, apoyado por inteligencia artificial, que permitirá aislar elementos como botones o cremalleras. Los tejidos se prensarán y se enviarán a plantas recicladoras para su transformación en fibras textiles, aunque también se contempla su uso como material aislante u otros fines industriales. Los residuos no aptos para reciclaje o reutilización serán valorizados energéticamente, evitando su deposición en vertedero.
En paralelo a la construcción, Sogama también trabaja en el desarrollo de soluciones que permitan recuperar textil de la fracción resto —la bolsa negra—, con el objetivo de complementar la recogida separada.