LOS apenas 5.700 habitantes de Ares se multiplican por tres cada verano. Es natural. La belleza de sus playas, sus calas recónditas o el encanto de algunos rincones, como Redes, son suficiente atractivo para que el turismo sea su gran motor. Desde hace años, el suministro de agua es un problema por esa superpoblación estival. Ares necesitaba un gran acuerdo para que estas incomodidades pasasen a la historia. Y al fin ha llegado. Con la aportación de la Xunta, de la Diputación y del propio Concello, pronto los molestos cortes dejarán de ser un freno al turismo.