Ya sea un indicador de tráfico con el nombre de nuestro destino o el cartel del pasillo de los cereales en el supermercado, las señales siguen siendo fundamentales para orientarnos. Por más geolocalización que llevemos activada. Lo saben los responsables de las pintadas del coruñés barrio de Elviña que apuntan en el suelo el camino hacia el suministro de “porros” y “mariguana”. Vale que no es lo habitual en el sector de la venta de estupefacientes, pero quizá la necesidad haya hecho que tengan que olvidarse de sutilezas. Quién sabe si los autores de las pintadas son vecinos hartos de compradores despistados o negociantes que temen que, ante la dificultad de encontrarlos, los clientes recurran a la competencia.