Los españoles llevan 40 años adaptándose a temperaturas cada vez más extremas

Los españoles llevan 40 años adaptándose a temperaturas cada vez más extremas

La población de España se ha ido adaptando progresivamente a las temperaturas extremas de frio y de calor, con más intensidad desde 1989 para el frío y desde 2009 para el calor, según un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

 

Para hacer este trabajo, el equipo del CSIC ha analizado datos de más de 14 millones de muertes en los últimos 40 años. Los detalles se han publicado en la revista Environmental Health.

 

Según las conclusiones del estudio, a pesar de ser uno de los países mediterráneos más afectados por el aumento de las temperaturas y las olas de calor, el número de muertes en eventos de calor ha disminuido en España.

 

"España es uno de los países más afectados por el aumento de las temperaturas y las olas de calor dentro de la región Mediterránea. Con el paso del tiempo, las personas tienden a adaptarse a las nuevas condiciones, sean desfavorables o propicias", explica Dariya Ordanovich, coautora del estudio e investigadora en el Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC.

 

El estudio concluye que desde 1989 la mortalidad por frío se ha reducido casi tres veces, mientras que el riesgo de mortalidad atribuible al calor se ha reducido mucho menos y solo al final del período de observación.

 

Así, la temperatura de mínima mortalidad, en la que el riesgo de fallecimiento es más bajo, disminuyó hasta la década más reciente, entre 2009 y 2018, cuando el umbral de temperatura óptima aumentó casi 2°C en España.

 

"La temperatura de mínima mortalidad se utiliza con frecuencia como un indicador de la velocidad de adaptación. La lógica es que, si las poblaciones se vuelven menos susceptibles al calor, se puede esperar un aumento de esta temperatura óptima con el tiempo. Además, también es crucial medir la reducción en el riesgo de mortalidad debido a temperaturas no óptimas", añade.

 

El estudio muestra un rango más amplio de temperaturas óptimas tanto para el frío como para el calor.

 

"Podríamos considerar que la adaptación a las temperaturas no óptimas en España se ha venido produciendo progresivamente. Primero, desde 1989, para el frío y 20 años más tarde, desde 2009, para el calor", explica Aurelio Tobías, coautor del estudio e investigador en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA).

 

Pero, a pesar de esta adaptación, "sigue existiendo un riesgo considerable del calor extremo para la salud, tal y como se ha visto durante el verano de 2022", advierte Tobías.

 

Según el director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC y coautor del estudio, Diego Ramiro, es prioritario que España siga desarrollando una estrategia de adaptación al cambio climático.

 

El aumento global de la temperatura, sumado a las medidas de protección y adaptación han hecho que la mortalidad relacionada con olas de frío sea la que más se ha reducido.

 

Pero, en el contexto actual, con la inflación y al elevado coste energético, puede hacer que, en períodos de frío más intenso, la población más vulnerable, como las personas mayores, vean limitadas sus posibilidades de protección contra las bajas temperaturas, lo que puede conducir al aumento de los problemas de salud en estas personas.

 

"Pero esto es algo que solo podremos analizar en detalle en los próximos meses, cuando los datos se encuentren disponibles”, concluye Ramiro. 

Los españoles llevan 40 años adaptándose a temperaturas cada vez más extremas

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