Un equipo internacional de investigadores ha logrado mapear, con un nivel de detalle sin precedentes, cómo el sistema inmunológico humano responde al trasplante de un riñón procedente de un cerdo modificado genéticamente.
La investigación, liderada por el Dr. Valentin Goutaudier (Paris Institute for Transplantation and Organ Regeneration) y colaboradores del NYU Langone Transplant Institute presentó en el congreso ESOT 2025 los resultados de este estudio pionero que ofrece nuevas pistas para evitar el rechazo, considerado hasta ahora el principal obstáculo en la llamada xenotrasplantación.
Gracias a técnicas de imagen molecular espacial y análisis transcriptómico, los investigadores pudieron distinguir con precisión células humanas de las del cerdo, describiendo por primera vez la dinámica de la infiltración inmunitaria a lo largo del tiempo. Descubrieron que, a los 10 días del trasplante, comienzan a detectarse señales de rechazo mediado por anticuerpos, alcanzando un pico alrededor del día 33 y persistiendo hasta al menos 61 días postoperatorios.
El estudio reveló que las células mieloides, especialmente los macrófagos, predominan en el infiltrado inmunitario en todas las fases del rechazo. Estas células son las principales responsables de la agresión al órgano trasplantado.
La ventaja de este enfoque es que abre una ventana de tratamiento temprano: los investigadores administraron terapias inmunomoduladoras adaptadas que mostraron eficacia para atenuar la respuesta inmunitaria en etapas críticas.
Este mapa detallado no surge en el vacío: se suma a otros hitos recientes en el campo. Por ejemplo, el Massachusetts General Hospital (MGH) realizó el primer trasplante clínico de riñón porcino con 69 ediciones genéticas en marzo de 2024, seguido de una segunda operación similar en febrero pasado.
Además, en noviembre de 2024, el NYU Langone llevó a cabo un procedimiento experimental en una paciente sensiblizada, cuyo riñón fue retirado tras 130 días debido al rechazo paulatino.
En marzo de 2024, el paciente Richard Slayman recibió por primera vez un riñón de cerdo editado genéticamente, con una rápida recuperación y buena función renal tras la cirugía, aunque falleció en mayo por causas no relacionadas con el trasplante.
El valor de los hallazgos presentados por Goutaudier y su equipo radica en tres puntos clave:
Estas contribuciones llegan en un momento crucial, cuando ya se preparan ensayos clínicos de xenotrasplante en EEUU para evaluar la viabilidad a largo plazo de este enfoque. El reto sigue siendo grande: ajustar la edición genética de los donantes porcinos, definir protocolos de inmunosupresión más seguros y establecer sistemas de monitoreo sensibles para detectar cualquier señal temprana de rechazo o infección zoonótica.
Si bien aún falta validar estos resultados en estudios con pacientes, el consenso entre los expertos es que este “mapa del rechazo” representa un cambio de paradigma.
El trasplante de órganos de cerdo a humanos ha sido, durante décadas, una ambición médica perseguida para hacer frente a la escasez de donantes. La posibilidad de utilizar órganos porcinos modificados genéticamente representa una esperanza real, pero hasta ahora los intentos se veían frustrados por el rechazo inmunológico.
Este estudio no solo ayuda a los especialistas a entender los mecanismos del rechazo, sino que también sugiere cómo podrían anticiparse a ellos. Se espera que estos avances sirvan de base para los primeros ensayos clínicos a gran escala con órganos porcinos en pacientes humanos, que podrían comenzar en los próximos meses.
Aunque todavía quedan muchos retos por delante —incluidos los éticos, regulatorios y técnicos—, los científicos involucrados en la investigación son optimistas. Sostienen que la medicina está cada vez más cerca de lograr que el cuerpo humano no solo tolere, sino que pueda convivir con un órgano animal, salvando así miles de vidas que hoy dependen de un donante que nunca llega.