Medio siglo del vuelo directo Santiago-Londres

Aquel vuelo, del que mañana viernes, día 4 de julio, se cumple medio siglo desde que despegó del aeropuerto de Lavacolla rumbo al de Heathrow, fue la gran avanzadilla para los años siguientes con los vuelos directos, sin escalas, con numerosas capitales europeas. Eran los primeros días de julio y con abundante calor cuando un grupo de compostelanos –de nacimiento y adopción– que desarrollábamos nuestra vida laboral en la ciudad del Apóstol, salíamos, al ritmo marcado por un grupo de gaitas, en el Boeing de la compañía Iberia rumbo al aeropuerto de Londres. Pasaban pocos minutos de las diez de la mañana, y dos horas y media más tarde aterrizábamos en tierras londinenses. Se cumplía uno de los grandes anhelos y deseos de un visionario de la aviación comercial como fue Antonio Besada, responsable de la compañía en Santiago de Compostela y gran impulsor de la iniciativa.


Han pasado 50 años y bastantes de los integrantes de aquella expedición ya no están entre nosotros: Antonio Castro, en aquellos momentos alcalde de Santiago; Francisco Puy, concejal; Ricardo Rúa, que representaba a los empresarios de hostelería; y el propio Antonio Besada, por citar a los que estaban al frente de entidades e instituciones públicas y privadas. También dos compañeros maestros del periodismo, Jesús Alvite ( La Voz de Galicia ) y Ángel Botana (Cadena SER). Ahora, medio siglo después, los recuerdos se me agolpan ya que fueron unos días de intensa actividad y trabajo vividos en la capital londinense donde se cubría una gran etapa aérea para que los gallegos pudiéramos ir al Reino Unido sin tener que hacer escalas.


Yo tenía medio sigo menos. En aquella fecha desempeñaba mi trabajo periodístico como delegado de Faro de Vigo en Santiago de Compostela y como responsable de la información que en aquellos momentos –preámbulo de la nueva etapa democrática– se cubría en la capital universitaria de Galicia.


Ha pasado medio siglo y a mi memoria retrospectiva, vuelven al primer plano de la actualidad los numerosos actos que desarrollamos en la capital londinense, en los que fueron auténticos protagonistas los gallegos residentes en aquellas tierras. Una colectividad que nos recibió con los brazos abiertos y nos hizo sentir como en casa. Muchos de ellos nos preguntaban por lo que podía pasar una vez que Francisco Franco muriera, ya que el entonces jefe del Estado había tenido varias crisis de salud bastantes complicadas.


De aquel viaje puedo destacar dos acontecimientos. Uno lúdico y el otro oficial. En relación con este último menciono la recepción que nos dio en la Embajada de España en Londres el entonces embajador, Manuel Fraga Iribarne. El máximo representante de nuestro país en aquellas tierras nos habló de los posibles cambios que se podrían registrar después de la muerte de Franco. En aquel lugar, bajo unas carpas situadas en el jardín, sonaron palabras como sufragio electoral, participación ciudadana, partidos políticos… Algo de lo que, como o es lógico, ninguno de los representantes de los medios de comunicación reprodujimos a la vuelta en nuestros medios.


Y cierro con la parte lúdica. Una noche un grupo de los expedicionarios, que no teníamos ni idea de inglés pues todos éramos de la generación de francés, entramos en un restaurante para cenar. Uno de nosotros comentó en voz alta al ver la carta: ¡Qué carallo podemos comer aquí! .Un camarero con rasgos chinos nos oyó y dijo: “Carallo, one moment please”. Seguidamente apareció un cocinero que nos dijo: “Eu son o xefe de cociña, e son de Carballo, que queredes cear”. Nos explicó que tenía al chino entrenado y cuando oía la palabra carallo, iba corriendo a la cocina. Recuerdo que fue la mejor cena que tuvimos en Londres. En todo el mundo siempre hay un gallego que te ayuda.

Medio siglo del vuelo directo Santiago-Londres

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