Que conste que escribo este comentario con ese título desde el respeto y el cariño que le profeso a quien va dirigido. A Jesús Méndez Rodríguez, encargado de material (utillero) del Deportivo desde hace más de cuarenta años (unos meses más). Y esto se ha pasado tan rápido que va a ser verdad que si en el tango se reconoce que “veinte años no es nada”, cuarenta deben de ser nada de nada.
Siguiendo alguna que otra señal del destino, el de Suso estaba ligado al Deportivo. Nació el mismo día que Arsenio, un 24 de diciembre, pero 29 años después, en 1959. El de Arteixo andaba por Los Cármenes porque pertenecía a la plantilla del Granada, donde aquel año jugó todos los minutos de la competición y marcó ocho goles.
Con ese regalo de Navidad en la familia en aquel año, en la temporada 1985-86 siendo presidente Jesús Corzo Sierra y entrenador “Chuchi” Aranguren tuvo un primer contacto con los blanquiazules que se prolongó solo unos meses. En la temporada siguiente se incorporó ya de manera definitiva al club. Temporada en la que era presidente Andrés García Yáñez, de gran recuerdo para mí, y entrenador Eusebio Ríos, con el estreno de José Ángel Franganillo como preparador físico. Aunque Suso recuerda entrañablemente a Arsenio y a Irureta, posiblemente también por el tiempo que pasó con ellos y la forma de ser de los dos.
No quiere hablar del mejor ni el peor vestuario, físico, en el que ha trabajado ni qué club ha tratado de manera más elegante al Deportivo en su faceta. Me dice charlando informalmente con él: “Todos”. Recuerdo muchos, muchos momentos compartidos. “¿Saben aquel que diu…?” que decía el inolvidable Eugenio y añadía: “Eran un alemán, un inglés, un francés y un español…” y a continuación venía la historia. Yo siempre lo comparé, por experiencia con “Eran un preparador, un utillero, un masajista y un periodista” y también había una historia a continuación.
Solíamos estar juntos en esos viajes que comenzaban un viernes y acababan un lunes. La plantilla en autocar, y yo como podía. Mucho tren y mucho coche particular. Y sobre todo muchos momentos en los que lo que menos te gustaba era estar solo.
Estuvimos una semana fuera para jugar en Elche, en Málaga (Copa) y luego, con cuartel general en Alicante, jugar en Murcia. En Málaga recuerdo que habíamos jugado de blanco. Y en tantas horas perdidas y aburridas nos fuimos a pasear por el Rincón de la Victoria, localidad que tenía un hotel regentado por un gallego y como la tierra tira, allí nos fuimos, aunque el establecimiento dejaba mucho que desear.
Entramos a tomar algo en un bar y el “Gitano”, así le conocía todo el mundo futbolístico y deportivo, nos contó el chiste de los enanos. Delante de una barra bastante alta un enano salta para ser escuchado gritando “un refresco, un refresco” Como no lo atendían se fue al hueco de la barra para conocer el motivo y había otro enano de camarero saltando y gritando “de naranja o de limón, de naranja o de limón”. Es una imagen que tengo grabada del buen rollo que teníamos.
A Suso siempre lo veía en la zona de prensa sudando tras el partido recogiendo decenas de bolsas con el material del equipo y llevándolas al autobús. Aunque siempre tuvo ayuda. Tanto antes como mayoritariamente en la actualidad. De los que ya no están siempre me fijé en Aranzubía aunque había otros muchos.
Siempre hemos hablado de los grupos de comunicación de los árbitros, de los delegados de equipo… Me he enterado que los utilleros también tienen un grupo de whatsapp, tal vez porque la labor y coordinación que deben de tener es más importante de lo que imaginamos.
Y aunque no quiere hablar de tantas cosas que le han pasado en todo este tiempo, le digo que si recuerda especialmente a algún jugador y responde al instante: “Fran”, con quien compartió andanzas más de 20 años desde que el de Carreira llegó al club a categorías inferiores.
Su mejor momento, dice, la consecución del título de Liga y el peor, a pesar de lo que se pueda entender, no destacó el famoso penalti en 1994, de ese triste episodio me dijo: “de eso, se aprende”. Señala otro, Era la temporada 1986-87, fue un gran año. Hasta el final. Estábamos en Segunda, como ahora, pero aquello no tenía que ver con la actualidad. Fue la temporada del playoff por ascender.
Tras la liga regular se agruparon los doce primeros en dos grupos, según la clasificación los de los puestos pares y otro grupo con los situados en los puestos impares. El Deportivo en la primera fase quedó fantástico pero en la segunda, dos tropiezos contra el Sestao y el monedazo a Llonch Andreu y, sobre todo, la derrota contra Celta y el penalti a Alvelo pitado por Díaz Vega unos metros fuera del área dieron al traste con la ilusión blanquiazul.
Riazor tenía grada de General, sin asientos y en curva. Comenzaba a surgir algún grupo de seguidores, preferentemente jóvenes, que se juntaban en aquel sector. Antes de empezar los encuentros tiraban un montón de bengalas detrás de la portería de aquella zona, a la entonces existente pista de atletismo. Y allí iba Suso con una “manguera” a apagarlas para que el partido pudiera comenzar con buena visión y no con el humo de aquellos cacharros, que ¡no eran ilegales!. Lo fueron a partir de la Ley del Deporte de 1990.
Conserva una buena colección de tres o cuatro docenas de camisetas. Desde una del Leeds United que llama la atención por su amarillo chillón, a las dos que más me impresionaron: las de Pujol y Xavi cuando debutaron con el primer equipo del Barcelona. Esas camisetas tienen números por encima del 25. Los chicos jugaban entonces con el filial.
Bueno Suso, don Jesús Méndez, este artículo está dedicado a ti, porque después de cuarenta años unido con pegamento al vestuario del Deportivo, bien lo mereces. Solo me queda desearte que seas muy feliz.