Una Galicia sin incertidumbres

Hoy toma posesión el presidente Rueda y la sociedad gallega lo observa con naturalidad, con una tranquilidad impropia de los tiempos convulsos que vivimos. Sabemos que tenemos un gobierno estable, con mayoría suficiente para garantizar presupuestos cada año y con una dirección política clara y diáfana que no nos generará problemas de tal manera que podemos centrarnos en lo nuestro sin que nos pongan palos en las ruedas. 

 

Quizá no valoramos lo suficiente esta situación placentera, pero no hay más que mirar a Cataluña o el país vasco para darse cuenta de las ventajas con las que contamos. También podemos mirar a Madrid y ver el gobierno hipotecado de Sánchez que le mantiene aletargado y sin poder arrancar una legislatura que ya ha agotado ocho meses sin actividad alguna, paralizado y enredado en crisis internas permanentes por lo equilibrios imposibles que debe realizar cada día para mantener el sillón del señor Sánchez. 

 

Sumar, el conglomerado de Yolanda se desangra día a día y es el apoyo más grande que tiene el Psoe, la gallega de Ferrol no levanta cabeza desde que Galicia le dijo no y se quedó fuera del parlamento y, a partir de ahí, las piezas de su conglomerado empezaron a desencajarse. Ahora Izquierda Unida exige su espacio, Compromís quiere tener personalidad propia, los Comunes catalanes viven su vida y no aceptan las órdenes de Yolanda y Más Madrid mira a Errejón esperando una explicación de su evaporación en la probeta de Yolanda. Un circo con demasiadas pistas que apunta a saltar por los aires. Yolanda no lidera nada y el propio Sánchez la ningunea sin piedad como solo él sabe hacerlo. 

 

El envite de vascos y catalanes acabará por hacer inviable una legislatura que se anuncia corta e improductiva. Si gana Bildu, socios de Sánchez y herederos de ETA, el Psoe tendrá que elegir entre PNV y los de Otegui, si gana Puigdemont, Sánchez tendrá que elegir entre Junts y ERC, el problema es que necesita a los cuatro para mantenerse en Moncloa, vamos, que tiene un puzle en el que las piezas no encajan y, la guinda, vendrá de unas elecciones europeas donde muchos españoles esperan a Sánchez para mostrar su desagrado y su desacuerdo con una amnistía que tantas veces él mismo había negado por inconstitucional.

 

Con este panorama por delante, no me negarán que Galicia es un remanso de paz, aquí se piensa en futuro sin lastres del pasado o guerras políticas del presente. Falta, eso sí, que Rueda coja el toro por los cuernos y acabe por bonificar al 99% los impuestos de patrimonio y sucesiones para recuperar competitividad y ponernos en pie de igualdad con otras autonomías que gobierna el PP y recuperar y captar grandes fortunas que pueden generar aquí la riqueza que procuran en Madrid, Valencia, Murcia o Andalucía por poner algunos ejemplos. La única expectativa que nos mantiene atentos es la composición del nuevo gobierno para el que solo se prevén cambios de algunos nombres y pequeñas novedades en el organigrama, nada fuera de lo normal. Naturalmente cabe desearle al señor Rueda todo el acierto del mundo, porque eso será bueno para todos los gallegos. Los del NON, seguirán ahí, pero, afortunadamente, Galicia optó por los del SÍ y, con ello, acabó con las incertidumbres.

Una Galicia sin incertidumbres

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