Atraco a la verdad

De la polémica provocada por la “medida estrella” del presidente de la Junta de Andalucía emerge como indiscutible la sencilla verdad de que beneficia al 0,3% de los habitantes de la región, en tanto que perjudica al 99,7% restante. En efecto; la decisión de Moreno Bonilla de suprimir el impuesto sobre el Patrimonio, que gravaba con una pequeña tasa anual la riqueza acumulada por los más adinerados, con el fin de aliviar la desigualdad con ese aporte fiscal a la caja común que financia los servicios públicos, no sólo disminuye el caudal de ésta, sino que supone una indeseable regresión en el irrenunciable propósito de toda sociedad democrática de redistribución de la riqueza.
 

Acaso Moreno Bonilla no sabía qué hacer con los 120 millones de euros que recaudaría por Patrimonio de los veinte mil y pico más ricos que lo venían pagando, pero la inmensa mayoría de los andaluces podría, de haber sido consultada, proporcionarle un montón de ideas, pues, como se sabe, Andalucía padece un déficit crónico de recursos públicos que la sitúa, hoy como ayer, en los puestos de cola en salarios, en inversiones sociales y, en fin, en cada uno de los epígrafes que conforman la calidad material de la vida. Al presidente de la Junta, sin embargo, no se le ha ocurrido otra cosa, siguiendo la estela de Díaz Ayuso en Madrid, que entregar ese dinero que tanto hubiera beneficiado a quienes más lo necesitan, a los que no lo necesitan en absoluto.
 

A partir de esa sencilla verdad, establecida por el propio “Juanma” con su “medida estrella”, se puede discutir todo lo habido y por haber sobre la pertinencia de ese impuesto, e incluso argüir torticeramente que los países del entorno no lo tienen, obviando la circunstancia de que, en efecto, no tienen específicamente ese, pero sí otros, y más gravosos, que percuten sobre lo mismo, la riqueza acumulada. Se puede discutir hasta el agotamiento sobre el particular, pero sin desacreditar la sencilla verdad de lo que esa supresión representa, entre otras cosas el anuncio de un retorno descarado al blindaje de los privilegios de unos pocos en detrimento de la mayoría, a la que se endosa el sacrificio de soportar toda la carga fiscal, de la que se benefician, encima, esas clases dinerarias a menudo improductivas o tocadas por la gracia de la herencia.
 

Malos tiempos para las verdades sencillas. Pésimos.

Atraco a la verdad

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