Samsung ha presentado el Galaxy S25 Edge, una variante ultra fina del S25 Plus que prioriza un diseño ligero y estilizado.
Con un grosor de tan solo 5.8 mm (sin contar el módulo de la cámara) y un peso de 163 gramos, este dispositivo busca ofrecer una experiencia cómoda en la mano, aunque esto implique ciertas renuncias importantes.
A pesar de su delgadez, el S25 Edge no sacrifica la calidad de construcción. Incorpora un marco de titanio, similar al del S25 Ultra, y la nueva protección Gorilla Glass Ceramic 2 en la pantalla, además de certificación IP68 contra polvo y agua.
Esta combinación promete una durabilidad considerable a pesar de su perfil esbelto. El dispositivo cuenta con una pantalla OLED de 6.7 pulgadas y el potente chip Snapdragon 8 Elite para Galaxy, además de las funciones de inteligencia artificial presentes en la serie S25.
El principal sacrificio del S25 Edge se encuentra en el sistema de cámaras, que se limita a dos lentes traseras: un sensor principal de 200 megapíxeles (el mismo que el del S25 Ultra) y un ultra gran angular de 12 megapíxeles. La ausencia de un teleobjetivo reduce significativamente la versatilidad fotográfica en comparación con otros modelos de la gama.
Otro aspecto crítico es la batería. Con una capacidad de 3.900 mAh, es la más pequeña de la serie S25 (S25: 4.000 mAh; S25 Plus: 4.900 mAh). Si bien Samsung estima una duración de hasta 24 horas en reproducción de vídeo, la autonomía general podría ser inferior a la de sus hermanos mayores, especialmente con un uso intensivo y el paso del tiempo.
El Samsung Galaxy S25 Edge ya está disponible en pedidos anticipados y su lanzamiento oficial está previsto para el 30 de mayo. Sorprendentemente, su precio es superior al del S25 Plus, situándose en un mínimo de 1.259 euros. Se ofrece en tres colores: plata, negro y un azul pálido.