La temida jornada de la ABAU llegaba este martes para los alumnos que cursaron segundo de Bachillerato en este curso. Tras una noche de nervios, repasos de última hora comenzaban las pruebas en las facultades gallegas y en los distintos centros en los que se realizan. En el caso da Costa da Morte, el instituto Agra de Raíces de Cee, a donde acudieron los alumnos de las comarcas de Soneira y Fisterra, que sumaban 122. 

Los estudiantes de Bergantiños, que suman 169, por su parte se examinaron en A Coruña, como viene siendo habitual todos los años. En total son cerca de 300 los jóvenes de la zona que estos días se enfrentan a las pruebas, una cifra algo inferior al pasado año, cuando se superaron los 300. En este curso escolar se matricularon en segundo de Bachiller más de 400 jóvenes en la comarca, por lo que un centenar queda para la segunda convocatoria  que se celebra en el mes de julio, aunque no todos acuden a la prueba. 

Con los nervios a flor de  piel, los jóvenes se enfrentan a unos exámenes decisivos buscando sacar la mejor nota posible para acceder a la carrera con la que sueñan. Pasado ya el primer día, quedan otros dos.

Las primeras horas. A las diez de la mañana, el examen de Historia de España, uno de los más temidos, suponía el inicio de esta maratón. En A Coruña, tanto los campus de Elviña como A Zapateira eran el escenario. Los alumnos disponían de hora y media para completar esta primera prueba, aunque, a partir de las 11.15, muchos de ellos ya empezaban a abandonar las aulas. Habían tenido que elegir entre tres opciones para hacer una composición de texto: la segunda República, la revolución gloriosa del siglo XIX y la transición del siglo XX. 

“Justo el tema que cayó, la segunda República, me lo sabía todo súper bien y fue todo muy fluido. Yo me siento al final de todo y me dieron el examen de última. Me estaba muriendo de nervios mientras repartían, pero al ver que era esa pregunta ya todo fue bien”, explica Sofía, alumna del Zalaeta, que hace las pruebas en la facultad de Derecho. 

En los pasillos del Agra de Raíces las impresiones eran similares entre los estudiantes, y con la misma presión por conseguir la mejor puntuación.