Si se han despertado con un regalo en su lustroso zapato es que han sucedido dos cosas: que se han portado bien y que los Reyes Magos no tenían que llegar a la ciudad en tren. Entre los retrasos que ya se asumen como parte del viaje, los fallos, incidencias, averías y demás contratiempos de los trenes y el caos de tráfico en el entorno de la estación provisional, lo mágico es completar el viaje.