Han pasado casi treinta años desde que a José Tojeiro unas “prestitutas” le echaron “droja en el Cola-Cao” y sigue siendo una de las mejores excusas de la historia. Tanto que, con algún retoque, es la misma que ha utilizado el más reciente expresidente peruano para justificar su intento de golpe de Estado. Dice el hombre que no recuerda haber pronunciado el discurso en el que disolvía el Congreso y convocaba elecciones anticipadas y que cuando lo hizo estaba sin duda inducido por alguna sustancia toxicológica que anulaba su voluntad. Lo que pasa es que en los noventa no estaban tan extendidos los exámenes en busca de restos de drogas en el organismo como ahora y puede ser cuestión de horas que se desmonte la coartada. Será cosa de echarle imaginación y denunciar sumisión psíquica, con un hipnotizador a sueldo de los responsables del complot del que es una inocente víctima. Lo de la burundanga como pretexto es bueno, pero lo del Profesor Mentalini es mejor.