Era el paso lógico. Tanto, que cuesta creer que no se hubiese dado antes. Si teníamos bicis y motos para alquilar por horas o minutos, tener coches era lo siguiente. Especialmente, cuando se pueden compartir. Al parecer, en los polígonos industriales coruñeses, la idea triunfa. Y, encima, son eléctricos. Que no se diga que no estamos por la movilidad sostenible.