Hay una Coruña visible, la que contemplamos todos los días al salir de casa, esa que en las últimas semanas está tomada por montañas de basura, gaviotas al acecho y un fétido “olor a Bens”. Pero hay también una Coruña que pasa inadvertida y que solo muy de vez en cuando ve la luz, y es en ese nivel casi invisible en el que (tal y como nos contó ayer Abel Peña en un estupendo reportaje publicado en El Ideal Gallego) se está desarrollando una lucha entre mariquitas y pulgones. Los coruñeses hemos de estar claramente alineados con las primeras. Y es que en esta pugna que se desarrolla delante de nuestros ojos pero no vemos está en juego la supervivencia de nuestros árboles en zonas tan emblemáticas como el Campo de Marte o Cuatro Caminos. Cuando dicen que el trabajo de un Gobierno local es en ocasiones invisible se refieren justamente a actuaciones como esta, que no da votos pero que, si no la haces, puede llegar a quitarlos a puñados.