Una buena dosis de marujeo es difícil de resistir

Una buena dosis de marujeo  es difícil de resistir

Podemos ir de estar un peldaño por encima de las frivolidades a las que hace caso la mayoría, pero nos ponen delante las imágenes de boda de Almeida y allá vamos todos, como moscas a la miel. Qué fantasía todo. Entre las invitadas que parecían vestidas por el enemigo –qué despliegue de estampados, volantes y tocados–, los que iban con aspecto de que solo pasaban por allí, el sobrino ideal de la muerte que atendía a la prensa y el baile de los recién casados, se nos pasó el sábado en un suspiro.  Y lo bien que sienta un buen marujeo de vez en cuando. Pero sin saña, lo que hacen algunos en las redes sociales es otra cosa. Menos mal que a los novios se les veía tan felices que no harán caso a los resentidos de internet.

Una buena dosis de marujeo es difícil de resistir

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