Soledad Córdoba, en Moretart

La galería Moretart ofrece la muestra “Trilogía del alma. Trascendencia” de Soledad Córdoba ( Avilés, 1977), doctora en Bellas Artes por la Universidad Complutense y con una trayectoria artística jalonada de importantes becas y premios, como el primer premio de Fotografía El Cultural, del diario El Mundo y el primer premio de Artes Plásticas de la Fundación Universidad Complutense, notoria es también su participación en numerosas  ferias y festivales internacionales. 
 

En esta su segunda muestra en Moretart, presenta la obra realizada gracias a la beca Leonardo, que concede la Fundación BBVA, durante cuyo disfrute pudo realizar un recorrido por desiertos americanos que  le permitió entablar un diálogo profundo y solitario con la inmensidad espacial que la rodeaba y llegar a sentir conexiones con la inerte y silenciosa materia, lo cual encajaría sin duda en lo que Levi Strauss llama “ participación mística”. En ese escenario, propicio al reencuentro con las fuerzas telúricas de la tierra y las infinitas vastedades del cielo, realiza una serie de hermosas fotografías, cada una de las cuales lleva el título de RITO y que, de algún modo, remiten a las ceremonias del chamanismo, como claramente deja ver la foto “Chamana II”, donde aparece  el busto desnudo de la joven sosteniendo en las manos unas pesadas piedras carboníferas, a las que busca asimilar su cabeza que va cubierta por una gasa negra, tras ella se extiende la blanca planicie con su horizonte de lejanías  rematado por ondulantes colinas gris violáceas; todo el oscuro enigma de la vida, de la materia que la conforma y del papel que en ello le incumbe al ser humano aparece reflejado en esta obra. La lucha titánica de la humanidad enfrentada a esas fuerzas descomunales queda reflejada en “Rito VII” donde, junto a un erosionado monte marrón, trata ella de arrastrar con cuerdas las pesadas piedras que yacen a sus pies. Tensión similar aparece en “Acción de fuerza VII”. También arrastrando piedras va dibujando círculos concéntricos, en la serie “Rito XVIII”, como si preparase el espacio de un antiguo cromlech. La situación límite de esta participación animista la recogen “Rito III” y “Rito V”,donde su frágil cuerpo desnudo aparece crucificado en el suelo sobre grandes piedras, mientras otras dos pesan sobre su pecho.  
 

Hay varias tomas en las que ha preparado un blanco escenario circular, propio para una tragedia griega, sobre el que sólo están las oscuras y mudas piedras o ella se yergue totalmente envuelta en tules negros.Todo en esta obra deviene pregunta por los arcanos del ser, y expresa, por medio de símbolos, el vértigo de lo ignoto: el sombrío camino junto al que el ser humano aguarda, la aterradora espera en estado fetal junto a la imponente montaña o, ya de pie en edad adulta, entre vapores negros. Los desiertos americanos se han convertido así, en dimensión metafísica, frente a cuya infinitud  el ser humano puede medir  su pequeñez, pero también abrazar el pathos de la lucha, el heroico ritual que lleva a superar los obstáculos, como esta quijotesca artista propone.

Soledad Córdoba, en Moretart

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