Riqueza y pobreza

Ambas forman parte de una misma moneda, con la cual se paga, según sean nuestras vidas y se desarrollen a lo largo de la historia de nuestros ancestros y nuestro propio sacrificio, muchas veces, son causas externas y culpables, que nada tenemos que ver con ello, aunque nos afecta y obliga hacernos cargo de las circunstancias y padecer por algo, que no hemos hecho, ni tomado parte, son otros los que deciden, mueven los hilos y perjudican a unos y benefician a otros.
 

La diosa fortuna, también tiene algo que ver en nuestro favor o en contra, según sean los indescifrables caprichos de nuestra existencia. Son dos cosas bien distintas enfrentadas abiertamente  en un duelo cruel y a veces sin entender. Es la cara y cruz de nuestro destino, sabido es aquel refrán que dice “más vale caer en gracia, que ser gracioso”. Ahí la cuestión, que diría Shakespeare.
 

En definitiva, de un tiempo a esta parte, se habla mucho de la pobreza energética, como ejemplo de la subida de las materias primas de un modo principal, como tal, aislada no existe, solo existe la pobreza global, que aglutina todos los inconvenientes que acechan a las clases menos onerosas. Casi la mitad de la población española, se haya en el umbral de la pobreza, aún siendo trabajadores, pensionistas y parados, que cobran un sueldo, pensión o ayuda, según sus necesidades, en muchos casos, son nóminas bajas en su conjunto, que apenas dan para llegar a fin de mes, si se llega. En muchos casos no es posible, esta es la parte más horrenda de la sociedad que padece los signos de pobreza latentes en su pensamiento y no llegar, porque, no llega a fin de mes, de modo tranquilo, viendo sus vicisitudes para pasar la página del mes siguiente y ver que todo sigue igual. La riqueza, en su conjunto carece de preocupaciones y está en otra línea bien diferente y definida del resto de la población que carece de los elementos básicos de supervivencia, ya que todo está en su contra, viendo como la riqueza que baña a unos pocos, es la necesidad de otros muchos, en medio está la clase media, que también vive con ciertas preocupaciones, pero se mantiene desahogada en su vida cotidiana y se puede permitir incluso determinados caprichos. 

Aunque esta clase va menguando y sigue cuesta abajo, tiende a desaparecer, las distancias son cada vez, mayor, entre la riqueza, clase media y el resto de la población que esta en problemas de economía global, un mes sí y otro también.
 

Esta situación, de una sociedad tan dispar, hace que la mitad de la población, en riesgo de pobreza, eventual, severa, crónica ó total, dispare las ayudas de las entidades sociales, a las que recurren con frecuencia para salvar su honor de vivir en una pobreza total, gracias a esa colaboración social, mucha gente recurre a esa tabla eventual de salvación, para seguir tirando, mientras no le cambie el momento de su vida y le sonría la diosa fortuna.
 

Cuando digo, que no existe la pobreza energética y es global, me estoy refiriendo al conjunto de nuestras vidas en situación de problemas económicos, por causa ajena a nuestros deseos y sí el de los demás que mueven los hilos políticos y económicos. Sobre todo las grandes multinacionales que tienen el mayor poder absoluto en sus manos y la disposición de ahogar a cualquier economía. 
 

Entre cesta de la compra, que no cesa de subir por motivos diversos, la electricidad y gas, causantes de las mayores subidas en todas las materias primas esenciales para la industria, comercio y particulares, los impuestos injustos que se sostienen siempre en el mismo lado débil, las hipotecas y alquileres a pagar mensualmente, hacen entre otras cosas, un empobrecimiento global de las personas a todos los niveles, pero más en aquellos que están en problemas por tener bajos salarios y no alcanzan a llegar a fin de mes, bajo ningún concepto. La riqueza se debe repartir mejor y más equitativa, la carga impositiva debe ser mayor sobre aquel que puede contribuir más y rebajar las de las nóminas más precarias. Es un alegato social contra una injusticia que padece gran parte del pueblo.

Riqueza y pobreza

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