La reforma de la sedición coge impulso tras el rechazo en el Congreso de los vetos

La reforma de la sedición coge impulso tras el rechazo en el Congreso de los vetos
El portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, durante el debate | EP

La reforma para derogar el delito de sedición coge impulso después de que este jueves la mayoría del Congreso, con los votos de PSOE, Unidas Podemos y sus habituales aliados parlamentarios, hayan rechazado las enmiendas a la totalidad presentadas al texto, que seguirá su camino con el objetivo de aprobarse antes de que acabe el año. 


El Pleno de la Cámara Baja tumbó las enmiendas de PP, Vox, Ciudadanos, Junts y la CUP a la propuesta de cambio legal impulsada por el PSOE y Unidas Podemos, que busca convertir el delito de sedición en uno de desórdenes públicos agravados con una rebaja de 15 a cinco años de la pena máxima de sedición, y que contempla ocho de inhabilitación.


En una sesión extraordinaria y sólo una semana después de que el Congreso aprobase tramitar la iniciativa, en el hemiciclo se volvieron a oír las mismas críticas de la oposición al Ejecutivo por un texto que, en palabras del PP, se hizo “al dictado” de los políticos condenados por el procés.


Pero también volvieron los reproches de grupos como la CUP y Junts por considerar que la propuesta amenaza la protesta pacífica, un riesgo advertido por sindicatos y Amnistía Internacional. 


En un hemiciclo casi vacío y con la bancada azul del Gobierno sin nadie durante el debate, el diputado popular Carlos Rojas llegó a pedir sin éxito a los socialistas que rompiesen la disciplina de voto para apoyar su enmienda a la totalidad, que aboga por mantener el delito de sedición y castigar los referéndum ilegales.

 

El PP promete recuperarlo

Rojas consideró que la reforma es una “enmienda a la totalidad” a la sentencia del Tribunal Supremo que condenó a los líderes del procés, y garantizó que, cuando el PP gobierne, “el delito de sedición volverá al Código Penal, igual que la dignidad a la política”.


Su discurso no hizo mella en el PSOE, cuyo portavoz, Felipe Sicilia, volvió a acusar al PP de “enfrentar a unos catalanes contra otros” y de no haber entendido “que España es un país plural y diverso”, y defendió la apuesta por el “diálogo y el acuerdo”.


Desde Podemos, el presidente de su grupo parlamentario, Jaume Asens, reivindicó una propuesta que busca “arreglar el conflicto” frente a un PP que respondió con “autoritarismos”, “cárcel” y “golpes de porra” a “un movimiento pacífico que pedía respeto”.


El portavoz de Vox, Javier Ortega Smith, directamente ha sugerido a los independentistas que “renuncien a la nacionalidad española” y pidan la de “Corea del Norte, Cuba o Venezuela”, y alertó del “efecto llamada” que, en su opinión, supone esta ley para el soberanismo catalán, en sintonía con la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que aseguró que “el separatismo lo volverá a intentar” y acusó al Gobierno de “ponerse de lado” de quienes cometieron “un golpe de Estado”.


ERC, por su parte, lanzó un mensaje de calma al quedar “aún toda la tramitación legislativa” para mejorar una iniciativa que considera un logro para el independentismo. 

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