Quizá por los nervios de tener todas las miradas de un país sobre su cabeza. O quizá porque sabe que esta ha sido la gota que derramará todo el agua del vaso. Pero a Pedro le ha jugado una mala pasada el subconsciente y cuando parecía que diría que en su partido hay tolerancia cero contra la corrupción, se le escapó todo lo contrario: “tolerancia absoluta”. O a lo mejor solo estaba siendo sincero.